Existen 73 millones de millennials en América según el Pew Research center, es decir, somos la mayor fuerza laboral de una inmensa cantidad de países donde la generación boomer ya ha empezado a retirarse, cambio para el cual las empresas han tenido que modificar sus estructuras y valores corporativos.
Un millennial funciona de manera completamente diferente a las generaciones anteriores: nosotros no queremos horarios fijos, no queremos madrugar, necesitamos estímulos permanentes, proyectos a corto plazo, comunicación directa con un mentor, un espacio inspirador. Hemos entendido que nuestro tiempo vale demasiado y que las empresas nos pagan por ello, por el tiempo que pasamos produciendo laboralmente y no viviendo otras experiencias enriquecedoras, es por eso que somos tan celosos con nuestro tiempo libre.
Y ¿vale la pena hacer todo esto para trabajar con nosotros?
Claro que sí, vale totalmente la pena porque somos personas con una gran habilidad para la toma de decisiones y con una visión tremendamente amplia del mundo.
Entonces, para ser un millennial laboralmente exitoso se requiere más que de habilidades técnicas, se requiere además de las ya muy conocidas habilidades blandas. En términos un poco más simples; si quieres ser un millennial con una buena carrera lo que necesitas es primero trabajar en ti como persona antes que en tu bagaje técnico.
Para ser exitosos debemos ser empáticos, persuasivos, manejar muy bien el lenguaje no verbal, tener una buena oratoria, ser muy seguros de nosotros mismos, disfrutar del trabajo en equipo y todo esto nos convertirá en buenos líderes.
De otra parte debemos tomar ventaja de haber nacido en la era digital, esto nos ofrece inmediatez y una red de aliados enorme para cualquier nuevo conocimiento, proyecto, idea que queramos desarrollar.
Si bien para nosotros no es un ideal eternizarnos en una empresa -como si lo fue para nuestros padres- es importante tener un buen desempeño laboral, que logremos superarnos cada día y en cada aspecto de nuestra vida, sobre todo es importante que entendamos que ya no somos aquellos jóvenes despreocupados sino una generación un poco más maduro que debe asumir otro tipo de responsabilidades. Además, a estas alturas es claro que se puede ser un buen profesional y tener calidad de vida.
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